martes, enero 04, 2005

White Chapel, trazos rojos (fragmentos)

"Las ventanas del bar, misericordiosamente escarchadas, impedí­an la vista de los muros de piedra de este pueblo condenado por la arena. Jamie se despierta y manotea buscando uno de los cigarrilos de Nicholas Lane. Tiene encendedor pero no funciona. Nunca existió un fumador avezado que tuviera fósforos. Miden sus días en luces errabundas. Jamás hubo un adicto a la nicotina que tuviera reloj. Serí­a superfluo: pueden medir el tiempo gracias a su sed por una lengua quemada, una lamedura de viejos ceniceros."
"Se trataba de gritos por la noche, terror. La tripa de un gato tensada y rota, horriblemente. Horriblemente estirada hasta que no se podí­a extender más. En lugar de música divina, gritos en la noche, tripas de gato, colas de caballo prendidas fuego. Voces de mujeres, de niños que sufren. Voy descalzo. Así­ he caminado como penitencia alrededor de los cimientos de la iglesia, dulce pasto en esta sucia madriguera: ya no tiene paredes. Puedo ver las casas más allá de la iglesia. Las piedras se derretirían, el cristal tentaría al fuego. He mirado hacia el cielo en busca de una brisa que pase las páginas secas de los árboles. Aguardo una fiesta de estrellas. Pero la tierra está reseca, el suelo amargo, los trozos de cristal pintado laceran la piel de mis pies. Destruyo mis ropas en las zarzas, me estropeo los pies sobre las piedras froto polvo en mi pelo. Es intolerable.Las bisagras del infierno, las piedras de Whitechapel."